viernes, 23 de marzo de 2007

Cadenas kilométricas


Hay cadenas que sin proponérnoslo, nos atan más allá de las distancias o de los años. Un día, no sabes bien cómo, te das cuenta de que se ha creado el vínculo, y que poco puedes hacer para liberarte. Y en este momento se produce una extraña sensación: sabes que su recuerdo va a estar más presente que todas las realidades que te rodean.

Ayer volví a tener cerca uno de esos eslabones que parecen no responder a las leyes espacio-temporales. Han pasado casi cuatro años y la fluidez de la conversación convencería a cualquiera de que se encuentra ante dos personas que comparten la vida día a día. Y por las cosas del destino, descubrimos que aun en la distancia nuestras vidas no dejan de transcurrir en paralelo. Cuántas veces nos ha tocado aguantar miradas escépticas sobre el valor de nuestro cariño, "mucho no os debéis querer, si lleváis tanto tiempo sin veros...", "para mi sería imposible vivir distanciados, porque yo le quiero tanto... " (no como tú, parecen decir). No quieren comprender que el amor, cuando llega, no lo hace sobre plano. Y que luego llegan el tiempo y la distancia, y pese a su poder, si el amor es sincero, no pueden apagarlo.

Este post, aunque público, es una carta para Lisa, y para su fuerte amor, que atraviesa fronteras cada día. Y sé que las atraviesa con éxito, porque yo también lo noto desde aquí, cuatro años más tarde, en sus abrazos tan sinceros.